El radiador hidrónico es un sistema de calefacción que trabaja de una forma muy sencilla y efectiva, el agua se calienta, y de esta manera, se transmite calor al radiador, permitiendo climatizar las habitaciones. Sin embargo, a pesar de su fácil funcionamiento, no es perfecto y puede fallar. Cuando además de agua también entra aire en el circuito, el radiador se calentará de forma desigual y no funcionará bien.
Por eso, es importante realizar un mantenimiento de todo el sistema de calefacción para mejorar su rendimiento y reducir el consumo mensual de energía.
¿Qué significa purgar los radiadores?
Purgar un radiador no es más que extraer las burbujas de aire que se producen en el circuito para optimizar la circulación de agua y hacer que funcione más eficientemente. Es decir, eliminar el aire sobrante del circuito de los radiadores, para mejorar el rendimiento energético de la instalación de calefacción.
Debemos asegurarnos de que nuestra instalación de calefacción funciona correctamente. Un sistema de calefacción eficiente hará que ahorres energía y, por tanto, pagues menos en tu factura al reducir el consumo.
¿Cada cuando es recomendable purgar el radiador?
Lo ideal y más conveniente es realizar un mantenimiento anual a los radiadores cuando empieza la época de otoño, un correcto mantenimiento evitará posibles fallas y hará que los radiadores sean realmente eficientes.
¿Cómo saber si el radiador necesita una purga urgentemente?
Existe una forma que no suele fallar nunca para saber si el aparato necesita una purga. Comprueba que la parte superior está más fría que la inferior. En caso de que sea así, es recomendable no esperar para purgar el radiador si quieres que rinda al máximo.
¿Cómo purgar el radiador correctamente?
Para purgar los radiadores, tienen que estar fríos, por lo que deberán estar apagados. Además, será necesario cerrar la llave de paso de agua al radiador. Esto es así porque cuando no hay movimiento en el circuito, el aire sube a la parte superior del radiador y purgarlo resulta mucho más sencillo. Purgar los radiadores es sencillo, tan solo hay que abrir el purgador del radiador con un desatornillador o una moneda y dejar que salga el aire, y colocar un recipiente bajo la llave. Sabrás que están limpios cuando empiece a salir un poco de agua.
El primer radiador que hay que purgar siempre es el más cercano a la caldera, ya que es clave para que funcionen los demás en el resto de la casa y se mantenga bien el calor. En las casas de varias plantas, el aire se suele acumular más en los radiadores de los pisos superiores, así que es por el piso superior por donde hay que empezar a purgar. Cuando el purgado del radiador ha finalizado, habrá que comprobar la presión de la caldera.
Debes seguir las recomendaciones del fabricante, pero lo habitual es que la caldera esté entre 1 y 1,5 bares. Para ello, hay que echar un vistazo al manómetro y comprobar que la presión se encuentre equilibrada correctamente. En caso de que no sea así, se debe continuar purgando el radiador hasta que la presión se equilibre. Por otro lado, si la presión es baja, cargue la instalación hasta que recupere los 1.5 bar abriendo la válvula de llenado ubicada cerca de la caldera.
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Fuente: Komfort Haus